viernes, 8 de mayo de 2015

LOS CONFLICTOS EN EL MATRIMONIO



SOLUCIONES CRISTIANAS A LOS CONFLICTOS
Una nueva experiencia, una nueva etapa en la vida se inicia cuando decidimos unirnos a un ser querido para ser una sola carne en cuerpo, alma y espíritu compartir de nuestros sueños, añoranzas y anhelos de felicidad con ese otro ser que amamos.
Sin embargo, hay que tener presente que somos dos personas distintas que deberán acoplarse y adaptarse mutuamente.
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, 21envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gálatas 5:19-21

Sabemos que esto no es nada fácil y lo que aportan cada uno en la relación será indispensable para el manejo de las diferencias. Hay que tener presente, como ocurre en la mayoría de los matrimonios, no estamos exentos de conflictos, pero que frente a esta realidad, debemos resolver los problemas de una manera adecuada.
Llegar a ser personas que reconozcamos las diferencias de la mejor manera, cuidando la integridad del otro y aceptando la existencia de factores que no se pueden cambiar.
Actuar con tolerancia, debe ser una de las primeras leyes a cumplir a la hora de resolver los problemas. Se debe tener claridad de lo que marca la diferencia en una relación, no es lo que se espera de la pareja, si no lo que uno mismo puede aportar. Sin duda alguna, este será el modo de lograr el crecimiento de ambos y se reflejará en una mejor calidad de vida.
Al hablar de cómo solucionar conflictos, es importante mencionar que la comunicación es la base fundamental. No sólo vista como una adecuada disposición de hablar-escuchar, sino como el ejercicio permanente de compartir inquietudes, vivencias, objetivos, proyectos y en general el día a día.
Un matrimonio que anhela seguir amándose para toda la vida, que a pesar de los malos tiempos decide estar juntos, deben partir por tener un corazón respetuoso desde donde broten palabras de bendición.
¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. Mateo 12:34
Para esto les brindamos una lista de sugerencias de soluciones cristianas a los conflictos:
1.    Identificar y focalizar las necesidades de mi cónyuge
No hagan nada por egoísmo (rivalidad) o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, 4no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Filipenses 2:3-4
Se requiere de un gran ejercicio: El diálogo, expresar lo que se siente de forma permanente va a permitir entrar en un proceso de madurez en el cual la pareja pueda detectar cual es el problema. Lo contrario a este ejercicio es la acumulación de situaciones difíciles que no permiten saber con claridad que es lo que está sintiendo mi cónyuge. En ocasiones, es posible encontrarse luchando contra aspectos que se creen es el problema, pero que no son más que los síntomas.
2.    Buscar el lugar adecuado y el momento oportuno
23Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados (peleas). 24El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. 25Debe reprender tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad. 2 Timoteo 2:23-26
…tiempo de callar, y tiempo de hablar; Eclesiastés 3:7
Dejemos que el primer estallido del enojo pase. Es probable que si se habla en ese momento, se digan cosas de las cuales luego haya que arrepentirse. El momento oportuno es aquel cuando lo peor del conflicto pasó. Será necesario encontrarse a solas, de preferencia fuera de casa y en un lugar agradable para ambos.
Nota: Muy alejado de los hijos al momento de resolver el conflicto.
3.    Aprender a estar en desacuerdo sin pelear
Les exhortamos, hermanos, a que amonesten a los indisciplinados, animen a los desalentados, sostengan a los débiles y sean pacientes con todos. 15Miren que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino que procuren siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos. 1 Tesalonicenses 5:14-15
18Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. Romanos 12:18
Un conflicto no significa necesariamente una pelea o estar en desacuerdo con la pareja. Muchas veces esto indica que existen dos seres pensantes y deseosos de compartir sus ideas. Aquí el elemento principal será siempre el respeto. Si no se practicó antes, debemos comenzar de manera respetuosa y amable a exponer las opiniones sin necesidad de humillar, ridiculizar o criticar.
4.    No buscar culpables, sino soluciones
Tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. 4"Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: 'Me arrepiento,' perdónalo." Lucas 17:3-4
Se debe atacar el problema, no el uno al otro. Por lo general un ataque mutuo puede afectar más la relación y ser preámbulo para un conflicto mayor. Tampoco busquemos la manera de herir a nuestro cónyuge. El problema es real y debemos buscar una solución sin herir los sentimientos del otro, más aún cuando ya no tenemos argumentos para defender nuestra posición. Las soluciones han de ser concretas para ambos. Procuremos ofertar en vez de demandar.
5.    No pretender tener la razón
No seas sabio en tu propia opinión: Teme a Jehová, y apártate del mal.      Proverbios 7:12
Siempre hemos de incluirnos como parte del conflicto, ya que en una pareja ambos comparten permanentemente las responsabilidades. Esto permitirá que si nosotros ya tenemos la solución, la expongamos en el momento oportuno como una de las posibles salidas, recordando que no ha de ser la única.
6.    La solución más saludable
Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; Efesios 6:18
Otra vez os digo: Que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en el cielo. Mateo 18:19
Es un proceso donde se atraviesan varias etapas hasta lograr una madurez, siempre hay que buscar las opciones más saludables que beneficien todo el entorno familiar. Se debe entrenar todos los días para aprender a solucionar las diferencias y conflictos que se nos presenten día a día, siempre buscando primeramente el reino de Dios y su justicia.
 



Conclusión

El problema no está en que se tengan conflictos sino en la forma como reaccionamos ante ellos.
Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo. Efesios 4:26.


Es a través del conflicto que llegamos a conocernos como realmente somos; por eso un problema bien manejado llegará a ser saludable para cualquier matrimonio. Aun cuando el aprieto es ineludible, sus consecuencias no tienen que ser destructivas. Tenemos que aprender a manejar las adversidades, enfrentándolas de una manera creativa y constructiva, siempre con Cristo.