La amistad en el matrimonio
Cuando se habla de matrimonio, generalmente se mencionan las palabras amor, deber, compromiso, responsabilidad, fidelidad, dinero, etc., pero nunca se comenta la palabra amistad. Tú amas a tu esposo o tú amas a tu esposa, pero ¿se divierten juntos? ¿Conversan? ¿Le compartes tus problemas o prefieres hacerlo con una hermana o amiga? ¿Él se siente más a gusto con los amigos que contigo?
Para mí, el plato fuerte de la vida es la “amistad” y está enraizada hasta lo más profundo del alma. Es además una forma de amor que va de un máximo a un mínimo, un afecto sereno, transparente, hecho de confianza y entrega, que se pule con el tiempo, se corrige y se perfecciona. “En la amistad hay virtud y veracidad”.
La convivencia es, ante todo, compartir, tomar parte en la vida ajena y hacer partícipe de la propia al otro. Y entonces ¿por qué es un asunto tan importante y difícil éste de la convivencia? Porque la vida diaria sigue siendo la gran interrogación. Soy de las que piensan que la fuente cultural de la convivencia es la familia.
La vida familiar en general se ve surcada hoy por experiencias dramáticas que dejan la existencia herida, destrozada y abierta a todo tipo de desavenencias. En algunas de mis conferencias me he atrevido a comentar que las rupturas conyugales son uno de los cánceres sociales de nuestros días. Y se debe, tal vez, a los amores livianos, “light”, epidérmicos, hechos con materiales fáciles de derribar.
En la convivencia diaria, en la travesía de lo carismático a lo institucional, porque el “matrimonio” es una institución, aun en estos tiempos críticos, es esencial el cuidado de los detalles diarios, para evitar una consecuencia grave e irreparable.
A menudo nos preguntamos ¿por qué se aburre el matrimonio?Existen muchas, muchísimas razones por las que una pareja empieza a aburrirse: la preocupación diaria por salir adelante; los hijos con toda la responsabilidad que significan; el trabajo; la situación económica, en fin, todos los problemas que se presentan en la vida de un matrimonio pueden llegar a ser tan agobiantes, que en ocasiones lo único que se desea es evadir todo esto.
Así, cuando el esposo llega por la noche, no vemos al amor de nuestra vida, ni él tampoco, sino a alguien con quién compartir, por ejemplo, el problema de la renta, de los hijos, en fin, estamos malhumoradas, cansadas y, por qué no, a veces que nos pide de cenar hemos sido capaces de aventarle el plato.
Él ve en la esposa a la causante de que no pueda descansar los domingos, y no considera que ella ha permanecido toda la semana trabajando en el hogar, o quizá también cumple una jornada fuera de éste. Si salen a pasear solos, en lugar de dejar los problemas en casa, los llevan con ellos, y lo que es todavía peor, convierten aquella “convivencia” en una terrible discusión. La pareja en algún momento de su vida en común se olvidó de la amistad. Y el aburrimiento es la puerta al desamor.
Un matrimonio está en el umbral del fracaso cuando la vida en común se llena de silencio. La risa, el entusiasmo y la magia, simplemente, se han evaporado. Lo único que queda es la monotonía, el fastidio y largos momentos plagados de mudas quejas que son como un ave negra que revolotea encima de nuestras cabezas.
Todos conocemos a esas parejas en las que el aburrimiento ha entrado a sus vidas. Son aquellas que nunca pueden salir solas, siempre tienen que invitar a otras personas para poder pasar un rato ameno. Cuando tienen alguna celebración, la lista de invitados es enorme. Son también las que si van a un restaurante parece que están comiendo veneno, porque ni de chiste sueltan una sonrisa, mucho menos una carcajada. Nunca se toman de la mano; peor aun, han perdido la capacidad de divertirse juntos y solos. ¡Se han olvidado de ser amigos!
Si tu esposo y tú han olvidado lo anterior es el momento de empezar a recordarlo, si quieres que tu matrimonio progrese y deseas ser feliz con el hombre y/o la mujer que elegiste para esposo(a). No será fácil, puedes intentarlo. Pero además debes recordar que una de las más hermosas manifestaciones de amor es la amistad.
Los amigos comparten triunfos y fracasos, con críticas propositivas, reconociendo los logros y entendiendo cuando se fracasa. No perder de vista la importancia que tiene, que se admiren mutuamente. Respeten sus respectivos espacios. Y si hay algo qué festejar, salgan ustedes solos, diviértanse. Piensen que es una ocasión mágica y que ustedes son dos compañeros que la saben pasar genial cuando están juntos. Disfrútense ambos, guarden las inhibiciones y los temores en un baúl y por una vez en la vida, déjense llevar por la maravilla de gozar como los mejores amigos.
Por último, quiero compartir con ustedes:
“Aprender a vivir no es lo único importante, es lo más importante”.
escrito por: María de Lourdes Solís Carrera
Para mí, el plato fuerte de la vida es la “amistad” y está enraizada hasta lo más profundo del alma. Es además una forma de amor que va de un máximo a un mínimo, un afecto sereno, transparente, hecho de confianza y entrega, que se pule con el tiempo, se corrige y se perfecciona. “En la amistad hay virtud y veracidad”.
La convivencia es, ante todo, compartir, tomar parte en la vida ajena y hacer partícipe de la propia al otro. Y entonces ¿por qué es un asunto tan importante y difícil éste de la convivencia? Porque la vida diaria sigue siendo la gran interrogación. Soy de las que piensan que la fuente cultural de la convivencia es la familia.
La vida familiar en general se ve surcada hoy por experiencias dramáticas que dejan la existencia herida, destrozada y abierta a todo tipo de desavenencias. En algunas de mis conferencias me he atrevido a comentar que las rupturas conyugales son uno de los cánceres sociales de nuestros días. Y se debe, tal vez, a los amores livianos, “light”, epidérmicos, hechos con materiales fáciles de derribar.
En la convivencia diaria, en la travesía de lo carismático a lo institucional, porque el “matrimonio” es una institución, aun en estos tiempos críticos, es esencial el cuidado de los detalles diarios, para evitar una consecuencia grave e irreparable.
A menudo nos preguntamos ¿por qué se aburre el matrimonio?Existen muchas, muchísimas razones por las que una pareja empieza a aburrirse: la preocupación diaria por salir adelante; los hijos con toda la responsabilidad que significan; el trabajo; la situación económica, en fin, todos los problemas que se presentan en la vida de un matrimonio pueden llegar a ser tan agobiantes, que en ocasiones lo único que se desea es evadir todo esto.
Así, cuando el esposo llega por la noche, no vemos al amor de nuestra vida, ni él tampoco, sino a alguien con quién compartir, por ejemplo, el problema de la renta, de los hijos, en fin, estamos malhumoradas, cansadas y, por qué no, a veces que nos pide de cenar hemos sido capaces de aventarle el plato.
Él ve en la esposa a la causante de que no pueda descansar los domingos, y no considera que ella ha permanecido toda la semana trabajando en el hogar, o quizá también cumple una jornada fuera de éste. Si salen a pasear solos, en lugar de dejar los problemas en casa, los llevan con ellos, y lo que es todavía peor, convierten aquella “convivencia” en una terrible discusión. La pareja en algún momento de su vida en común se olvidó de la amistad. Y el aburrimiento es la puerta al desamor.
Un matrimonio está en el umbral del fracaso cuando la vida en común se llena de silencio. La risa, el entusiasmo y la magia, simplemente, se han evaporado. Lo único que queda es la monotonía, el fastidio y largos momentos plagados de mudas quejas que son como un ave negra que revolotea encima de nuestras cabezas.
Todos conocemos a esas parejas en las que el aburrimiento ha entrado a sus vidas. Son aquellas que nunca pueden salir solas, siempre tienen que invitar a otras personas para poder pasar un rato ameno. Cuando tienen alguna celebración, la lista de invitados es enorme. Son también las que si van a un restaurante parece que están comiendo veneno, porque ni de chiste sueltan una sonrisa, mucho menos una carcajada. Nunca se toman de la mano; peor aun, han perdido la capacidad de divertirse juntos y solos. ¡Se han olvidado de ser amigos!
Si tu esposo y tú han olvidado lo anterior es el momento de empezar a recordarlo, si quieres que tu matrimonio progrese y deseas ser feliz con el hombre y/o la mujer que elegiste para esposo(a). No será fácil, puedes intentarlo. Pero además debes recordar que una de las más hermosas manifestaciones de amor es la amistad.
Los amigos comparten triunfos y fracasos, con críticas propositivas, reconociendo los logros y entendiendo cuando se fracasa. No perder de vista la importancia que tiene, que se admiren mutuamente. Respeten sus respectivos espacios. Y si hay algo qué festejar, salgan ustedes solos, diviértanse. Piensen que es una ocasión mágica y que ustedes son dos compañeros que la saben pasar genial cuando están juntos. Disfrútense ambos, guarden las inhibiciones y los temores en un baúl y por una vez en la vida, déjense llevar por la maravilla de gozar como los mejores amigos.
Por último, quiero compartir con ustedes:
“Aprender a vivir no es lo único importante, es lo más importante”.
escrito por: María de Lourdes Solís Carrera